Gigantes

Para los Iroquois y los Chippewa/Ojibwa los gigantes se trataban de terribles criaturas cuyas aficiones eran tan feroces y horroríficas como por ejemplo el gusto por alimentarse de carne humana. Los Iriquois creían en los Gigantes de Piedra que eran parecidos a los hombres y estaban cubiertos de mantos de pedernal. Estas criaturas se alimentaban de cualquier ser humano que se cruzase en su camino desde el Oeste.

Los Chippewa/Ojibwa tenían un gigante canibal que viajaba desde el norte comiéndose a todo aquel que se mostraba amable con él. Un día un niño escapó de una de las aldeas que este feroz monstruo había destruido a su paso. Al llegar a la edad adulta decidió partir en su busca y vengarse. Para que le ayudasen invocó a los espíritus que le proveyeron de 100 hombres alados. Planearon un modo de atraer al gigante basado en el montaje de un banquete de su comida favorita, la carne de oso blanco. El monstruo no pudo resistirse a la tentación y tras acabar su banquete, habiendo quedado aletargado, los hombres alados lo mataron aporreándolo. Un grupo de pequeños animales se encargo de deborar los restos del gigante de forma inmediata y tras esto sus huesos fueron quemados. Las cenizas de esta criatura se esparcieron con el viento convirtiéndose en las aves del aire.